Está de más afirmar que puede y debe haber diferentes visiones acerca de lo que es y significa ser canario. No soy de los que niega que haya gente que compagine su identidad canaria con otras identidades: española, europea, venezolana, africana, etc. Ahora bien, me crea mis dudas cómo será de equilibrada tal compaginación entre dos identidades, una de ellas acogotada por siglos de negación y exclusión. Lo que ya me escama todavía más es que el PSC-PSOE se lance a promover “la dignidad de ser canario en España” como respuesta a la andanada de Coalición en su último congreso. Y me deja perplejo tal empeño por lo tremendamente contradictorio que resulta este ejercicio de aleccionamiento acerca de lo muy digno que es ser canario, en España, faltaría más, -¿se podrá ser digno en algún otro sitio?- y la praxis política a la que nos tienen acostumbrados los socialistas canarios.
Si el PSC fuera el Partido Socialista Catalán, aquél que con Maragall al frente se batió por un Estatut genuino y no la versión recortada que finalmente CIU pactó con Ferraz, o que reclamaba un grupo propio en el Congreso para los socialistas catalanes,… en fin, podría admitir que pudieran hablar de la dignidad con la coherencia que da el haber demostrado tu fidelidad a los electores antes que a la central. Sin embargo, el Partido Socialista Canario no pasa de sucursal de los socialistas españoles en Canarias. No encontrarán federación socialista más obediente. ¿Alguien recuerda algún ejemplo de dirigente socialista canario que haya osado levantar una voz contra los designios de Ferraz? ¿Alguien los oyó resollar en algún contencioso Canarias-Estado desde su creación? Un solo ejemplo, por favor. No lo encontrarán. Al igual que tampoco encontrarán ninguna definición de qué significa tal cuestión de la “dignidad del ser canario en España” como no sea la de votarlos a ellos en lugar de a los otros.
Por eso, y porque uno ya es perro viejo y se acuerda de cuando los socialistas gobernaron en las islas, el artefacto teórico acerca de la dignidad me resulta tan poco creíble como su intención de alcanzar una “Canarias culturalmente abierta a las grandes capitales europeas y al mundo”. ¿Acaso lo dicen por su “Feria de Abril” en Las Palmas? ¿O será por su “decidida” política de apoyo a la cultura allí donde gobiernan? En fin, casi prefería cuando, en vez de teorizar sobre la dignidad de la Canarias española, se dedicaban a organizar cómo van a gestionar el nuevo sucursalismo que atenazará a los socialistas canarios desde Bruselas los próximos años: el ejercido por López Aguilar a través de o bien José Miguel Pérez o bien Carolina Darias. Con dignidad, eso sí.