Vaya por delante que considero que, en general, la labor del Centro de la Cultura Popular Canaria ha sido fundamental en la ingente tarea de recuperar y celebrar nuestra identidad colectiva como pueblo canario. Me alegré sinceramente cuando le fue concedido el Premio Canarias, pues me pareció un galardón merecidísimo a una institución que tanto ha hecho por colocar en el lugar que se merece la cultura popular de las islas. Sin embargo, como lo cortés no quita lo valiente, y como creo que cualquiera puede ver que este Centro no es ni de lejos el de hace unos cuantos años, no puedo menos que quitarme el cachorro ante la valiente y acertada crítica que sobre la presunta persecución política al Centro, ha escrito Alfonso González Jerez en el Diario de Avisos. Se detiene Jerez en «la leyenda de la santa subvención», que a tantas organizaciones y personas ha corroído en nuestro país. Lo curioso del caso es que no se denuncia la cooptación subvencionada de un ente crítico, sino la férrea voluntad de un ente supuestamente crítico por mantenerse en el abrevadero de la subvención. Y todo esto desde un dudoso estatus de empresa con aura de institución casi benéfica. No digamos ya del alineamiento de Radio San Borondón con el Partido Socialista, algo posible, pero no precisamente ejemplar. Les recomiendo encarecidamente que lean dicho artículo, si no lo conocen, para que completen la necesaria visión de conjunto con las ruedas de prensa con intelectuales y gente de la cultura en apoyo al Centro. No dudo de la buena intención de las personas que han salido “en defensa” del Centro, muchos de ellos destacados defensores de Canarias y la identidad de nuestras islas, pero creo que el tema tiene bastantes más aristas de las que en sus comunicados recogen. Coincido más con el análisis de González Jerez. Y en cualquier caso, hago votos por recuperar una institución que se me antoja hoy, más necesaria que nunca pero también más alejada que nunca de sus propósitos fundacionales.