La distancia siempre obliga a la prudencia. Por eso, uno debe refrenarse conscientemente cuando lee noticias como la de la denuncia de Intersindical Canaria por cuarenta despidos “injustificados y discriminatorios” en La Oliva. Para el sindicato nacionalista –no esconderé mis simpatías por el mismo antes que por otros sindicatos- este hecho no es casual y tiene que ver con un deliberado ajuste de cuentas puesto en marcha tras la moción de censura que devolvió al poder al ínclito Marqués de La Oliva con la inestimable ayuda de ese gran regenerador de la vida política que es el Partido Socialista Obrero Español. Añade además el portavoz sindical, Luis Piernavieja, que la connivencia del sindicato Comisiones Obreras es prístina, un “silencio cómplice”. Me lo creo. He visto demasiadas veces situaciones parecidas, actitudes similares con actores idénticos. Ahora hace falta que la opinión pública majorera y canaria frene los nuevos intentos de consolidar su poder caciquil por parte de quien creíamos políticamente muerto, antes de que otros lo resucitaran.