Recorro la gofiosfera canaria, desde la más educada a la más bruta, y no encuentro demasiadas valoraciones acerca de los resultados de las pasadas elecciones europeas. Vale que éstas no despertaron en ningún momento demasiado interés. Vale también que los gofiosferos más abiertamente filosocialistas estén decepcionados con los resultados de JotaFLA y por tanto prefieran hablar de otras cosas. ¡Pero este páramo,…! En fin, yo, a toro pasado, sólo quiero compartir con ustedes algunos elementos a mi juicio de interés. En primer lugar, el señoreo archipielágico del Partido Popular en prácticamente todas las islas. Todos los esfuerzos partidarios y mediáticos en los asuntos del “salmón” y el “chalé” no se vieron recompensados con el desplome del partido que lidera José Manuel Soria. Sé que lo que digo es obvio pero lo que me llama la atención es la incorporación de la sociedad canaria al resto de sociedades “avanzadas”, donde la presunta corrupción no es un elemento definitorio del voto. Y me da pena, qué quieren que les diga.
En segundo lugar, la fortaleza y el avance de Coalición Canaria en la provincia de Santa Cruz de Tenerife (no me gusta esta terminología, la verdad, pero qué se le va a hacer,…): ocho mil votos más, con respecto a las últimas europeas. Nada mal para un partido que se supone que iba a sufrir como nadie el desgaste de estar en tareas de gobierno. Y aunque desde luego en la provincia de Las Palmas, ya no son lo que eran, conservar veinticinco mil votos de los treinta mil que obtuvieron antes de la escisión de Nueva Canarias, da qué pensar. Sobre todo porque estos votos pueden ser imprescindibles para que Nueva Canarias entre en el Parlamento, aunque las dinámicas de voto sean distintas. En las pasadas autonómicas, Coalición obtuvo unos treinta y ocho mil votos en la provincia oriental, pero, claro, las europeas son siempre un mal trago para los nacionalistas. Todo apunta a que Coalición seguirá siendo un enemigo difícil de batir en la provincia occidental y a que su modesto granero de votos en la provincia oriental seguirá existiendo. En tercer lugar, los moderadamente buenos resultados del PSOE en la provincia de Las Palmas no ocultan el desplome en la provincia occidental: casi siete puntos porcentuales. La candidatura de López Aguilar no despertó demasiado entusiasmo y fue incapaz de revertir la tendencia estatal de castigar al Gobierno por la gestión de la crisis.
Ahora, queda observar el resto de la legislatura si estos resultados tienen que ver con un estado de ánimo momentáneo en la sociedad canaria o apuntan a tendencias más profundas. En resumen, cuánto de esto se puede extrapolar a unas elecciones autonómicas donde el bipartidismo no sea la nota predominante. Si estuviéramos en el segundo de los casos, no parece que la alianza CC-PP vaya a ser socavada y más bien podríamos esperar que los cambios vinieran más de las dinámicas intrapartidarias (por ejemplo, que en Coalición decidieran poner fin de una vez al funesto régimen de Paulino Rivero). Claro que, ya puestos, quizás aguanten un poco más para ver pasar el cadáver de Zapatero bajo la ventana. Pero por ahora, todo esto, no son sino conjeturas tras unas elecciones que sólo han dejado satisfechos a unos pocos y a algunos con la certeza de que queda mucho para que venga lo que ansiamos.