Dice Mark Medish en The Washington Post que la palabra que define la política exterior de Obama, empatía, no tiene un equivalente exacto en ruso. Las palabras сочувствие (sochúvstvie) y соболезнование (soboléznovanie), estarían más próximas al concepto “simpatía”; la palabra сострадание (sostradánie), de “compasión”.
Recuerdo que cuanto intentaba explicarles a mis alumnos en la Universidad Estatal Lingüística de Moscú el concepto “identidad”, me encontraba en la misma situación: no encontraba un equivalente ruso que no estuviera teñido de otras implicaciones distintas a las que se quiere expresar en español con esta palabra. Podíamos hablar de идентичность (identíchnost’) o utilizar un término similar, pero había una laguna en la comunicación evidente.
Habla Mark Medish sobre este asunto y le una importancia capital: nada más y nada menos que la de permitir la comunicación entre dos Estados y dos pueblos que se han dado las espalda (o se han enfrentado) durante buena parte del siglo XX.
Y es que un mismo concepto puede tener connotaciones bien diferentes para diferentes pueblos. Con diferentes idiomas o no.
Y me pregunto yo: ¿somos siempre conscientes de cómo nuestra cosmovisión canaria es (o no) “traducida” al contexto político estatal? ¿Significa para nosotros lo mismo la palabra “pleito” que para el ciudadano medio español? ¿Es adecuado llamar “región” a un territorio archipiélagico?
Creo que el hacernos estas y otras preguntas con más frecuencia nos ayudaría no sólo a comprender mejor nuestra realidad, sino también a transmitirla mejor; y, por ende, a defender mejor nuestros intereses.
Por cierto, por más que un marinero ruso pidiera en tiempos de Sovispan, una “piba” en el puerto, no era motivo para pensar que el hombre llegara desagallado o quesudo: estaba en realidad, pidiendo una “piva”, o sea una cerveza, para aclimatarse a nuestro caluroso clima.
Y es que, más de una vez, vivimos en este mundo perdidos en la traducción…