
Este artículo lo publica
Josemi Martín nació en Gran Canaria, Islas Canarias. Afincado en España, también ha vivido en diversos lugares del Reino Unido, además de estancias en Portugal, Estados Unidos e Irlanda. Licenciado en Filología Inglesa por la ULL y Graduado en Antropología Social y Cultural por la UNED, es un apasionado de los Estudios Canarios. Busca contribuir a la creación del pensamiento crítico canario, autocentrado e independiente. Preside la Fundación Canaria Tamaimos. Su alter ego, Edmundo Ventura, escribe en Tamaimos.
En Maracay me despido del grupo e inicio la última etapa del viaje solo. Antes de subirme a la guagua me pasan el control anti-metales y una empleada de la compañía toma un video con las caras de todos los pasajeros. Detrás de mí, una señora habla por el móvil y cuenta cómo al hijo de no sé quién lo secuestraron, pero ya lo soltaron. No sabe si pagaron, dice. Es la primera vez que me tropiezo, aunque de perfil, con el asunto de la violencia. Reitero que en todo momento estuve muy seguro. Paso por San Juan de los Morros; los paisajes son impresionantes. Caracas me recibe con su bullicio habitual del que sólo me salva su metro, limpio y seguro. En el vagón, los trabajadores de una empresa pública celebran la elección de Miss Venezuela como Miss Universo y, como dicen, con un traje “rojito, rojito”. Al otro lado me espera mi anfitrión, Ignacio Hernández, músico popular, amigo de sus amigos, bolivariano convencido y fanático de Alí Primera, sobre todas las cosas. Me regala mucha música popular venezolana. Las primeras horas transcurren compartiendo con los amigos de El Amparo, en pleno Catia, barrio popular donde los haya, donde se confunden el cuatro y el timple. El resto del tiempo lo paso conociendo músicos, luthiers, buena gente,… en el taller de Rafael, un lugar casi mágico donde la gente se reúne a parrandear, conversar, beber cerveza y cultivar la amistad. Allí conozco a unos chicos del Ensemble Zuhe. Me cuentan que no hace mucho tocaron con la rondalla de un centro canario; les encantan las folías. Son jóvenes promesas de la música venezolana y ahí se arma un debate, el eterno debate sobre tradición y modernidad.
Aprovecho para ir recapitulando, aunque sé que aún andaré mucho tiempo procesando tantas ideas y tantas sensaciones. Acumulo sensaciones contradictorias, sin ocultar que mi impresión general es muy positiva. En un vagón del metro un cartel me dice que “El presidente Chávez es más que amor, frenesí”, haciéndose eco de una popular telenovela. Alguien recortó su cara con un cuter. Pienso que todo lo que he visto no se puede explicar exclusivamente por el empuje de una sola persona, que la izquierda es tan dada a elevar a los altares a sus propios santones,… Que la izquierda ha sido experta históricamente en mirar a otro lado, en tener dos varas de medir,… Los medios de comunicación pro gubernamentales insisten en la campaña contra la utilización de las bases colombianas por parte del ejército de los Estados Unidos. Sin embargo, cuando el asunto de los bombarderos rusos en Cuba en 2008, Fidel salió diciendo aquello de “no hay que darles explicaciones ni pedir excusas o perdón”. Y Chávez declaró, “yo voy a manejar uno de esos bichos”. Algo que para la estabilidad de la región debe ser muy bueno, por lo visto, casi tanto como los gringos en Colombia ¿Haz como yo digo no como yo hago? Sin embargo, también me pregunto la importancia real de todo esto ante indicadores tan rotundos como el del índice de pobreza extrema, que en 1996 estaba en un 42’5% y en el 2007 era del 9’5%. ¿Qué pesa más? ¿Qué debiera importarnos más si al final un proceso histórico, una revolución, es también una obra humana y por tanto imperfecta? ¿Qué grado de imperfección es legítimo y conveniente asumir? ¿Hasta dónde debemos practicar las verdades? ¿Hasta dónde sabemos? Cada quien debe responder a esta pregunta. A mi juicio, los venezolanos llevan haciéndolo desde hace once años. Fin de viaje.
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Josemi Martín nació en Gran Canaria, Islas Canarias. Afincado en España, también ha vivido en diversos lugares del Reino Unido, además de estancias en Portugal, Estados Unidos e Irlanda. Licenciado en Filología Inglesa por la ULL y Graduado en Antropología Social y Cultural por la UNED, es un apasionado de los Estudios Canarios. Busca contribuir a la creación del pensamiento crítico canario, autocentrado e independiente. Preside la Fundación Canaria Tamaimos. Su alter ego, Edmundo Ventura, escribe en Tamaimos.
Llego con retraso a las crónicas de un viaje canario venezolano, que me acabo de leer ahora una detrás de otra. Gracias por esta joya, maestro, me
quito el cachorro. Ahora tengo más elementos para hacerme una idea remotamente aproximada a lo que puede ser la realidad venezolana actual, con su problemática pero también con sus aciertos, enormes por lo que cuentas.
No puedo evitar trazar un paralelismo (salvando todas las distancias) entre esa sociedad vital, comprometida con su realidad, y la sociedad canaria actual, que no parece acabar de encontrar la manera ni las ganas de actuar y provocar un cambio a mejor. Pero de esto seguro que hablaremos.
Y ya por último, seguro que coincidimos todos en que hay que huir de la idealización del proceso bolivariano y de Chávez, pero lo mismo habría que pedir con respecto a la oposición, que dista de ser ideal. Lo digo porque me vienen a la memoria dos casos ilustrativos: la censura que sufrió un catedrático de la complutense de Madrid en un programa de la radio Cadena Ser por cuestionar la imparcialidad de la cadena con Venezuela (lo pueden escuchar en http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/16278/al-ideologo-chavista-carlos-fernandez-liria-lo-echaron-de-la-cadena-ser/ y la expulsión de Venezuela del europdiputado Luis Herrero, que se pintó como un atropello violento, según versión del diputado, cuando él mismo señala que lo trataron con corrección en este vídeo http://larepublica.es/spip.php?article14548
Es que si lo hubiesen expulsado, este senior hubiera dejado K.O. al Grupo Prisa…
En cuanto a lo de Afganistan parece ser que la Ministra de Defensa desea enviar mas soldados espanioles para alla por un periodo estimado de 5 anios. Se ve andan reforzando la Democracia en todo el mundo.
bueno, josemi, me gustó mucho el tema entregado a cachos. solo afinar unas cosas: venezuela, me parece, no está entrando en una carrera armamentística propiamente dicha.
(inciso: hace unos seis años que estoy en españa, y, llevaba unos dos años yendo mucho a caracas desde el centro del país, y a veces desde el occidente)
bueno, recuerdo, que cada día patrio -día de independencia, día del natalicio de simón bolívar, día del ejército, día de la madre que parió a no se qué prócer- pues el gobierno venezolano, desde tiempos inmemoriables hacen paradas-desfiles militares, y sacan todos los jugueticos bélicos a pasear en el paseo los próceres (fuerte tiuna de caracas) y no vean cómo se quedaban accidentadas las tanquetas y tanques que ban de maracay y valencia a caracas. y cada fecha de esas se veía más y más tanquetas accidentadas. una puta vergüenza!!! la cantidad de aviones que se caían sin más, al igual que helicópteros, era algo muy usual.
asimismo, venezuela no contaba con una suficiente seguridad en mares y cielos -habrá que patrullarlos, no? más ahora que se está conviertiendo en un narcoestado.
los fusiles son de los más viejos de américa latina, y, las demás armas, pues viejas y obsoletas. pues creo, mis panas, que una buena justificación para renovar todo el parque sea la amenaza que se cierne sobre venezuela -que no se si es cierta, pero la han hecho cierta.
además, si vemos los datos del gasto militar venezolano es muy menos al de su entorno próximo, primando el de carácter social sobre el militar.
cambiando de ángulo. para combatir los zancudos, lo mejor es comprarse un repelente en spray made in usa (esto no es broma) en una ferretería en venezuela (en serio, de nuevo). no son caros, y no se te acerca ni culebras de los buenos que son.
en cuanto a lo de las personas que opinan que es bueno hacer otro(s) viaje(s) para andar con gente de oposición, pues digo que estoy con josemi en que ya sabemos qué opinan; pero más allá de eso, recomendaría hacerlo más por libre, con un mes entero, e indagar más sobre bellezas naturales (y operadxs jajajaja) y hacer turismo político más por libre en cada lugar a que se vaya, porquee s que es un millón de kms cuadrados
finalmente, perdón por haberme adueñado de este espacio para responder alguns cosas. no volverá a pasar
saludos
De nada, Iván. Al contrario, soy yo quien te da las gracias por enriquecer las crónicas con tus comentarios. En mi próxima visita a Venezuela tendré en cuenta lo que me dices del repelente. Y en cuanto a lo del armamento, lo que me cuentas es nuevo para mí. En cualquier caso, creo que definitivamente tenemos que dejar atrás aquello de “si quieres la paz, prepárate para la guerra” y reducir los elementos disuasorios a la mínima expresión. Un abrazo.