Hoy presentó Zapatero en el Parlamento Europeo las prioridades de la presidencia española de la UE. En el debate posterior, la diputada lituana Laima Liucija Andrikiené espetó a Zapatero que “no le reembolsaron” los gastos de un curso de español que siguió el verano pasado en Gran Canaria, algo que sí se hace con los gastos de cursos de lenguas seguidos en otros lugares de la Unión Europea, la España peninsular y Baleares, sin ir más lejos. “Las escuelas de idiomas en estas Islas tienen una calidad excelente, pero están privadas de los mismos derechos que las del resto de la Unión Europea”. La eurodiputada alegó que esto se debe a que hay quien piensa que “Canarias no es parte de Europa, aunque sea parte de la UE”.
Por el momento, carezco de más detalles, pero si la eurodiputada está en lo cierto, estaríamos ante un caso de discriminación flagrante, que pone a Canarias en inferioridad de condiciones de manera injusta.
En cualquier caso, más allá de estas consideraciones, tengo que felicitar a la parlamentaria y alabar su cabal decisión de escoger Canarias para aprender español, y es que no podía haber escogido mejor lugar. La razón es bien sencilla: el habla canaria, al ser habla central, es la variedad del español que mejor se presta a la enseñanza del idioma a extranjeros.
Según cuenta Marcial Morera en su obra El Habla. Todo sobre Canarias, «flanqueado por el español de las dos orillas del Atlántico (al noreste la vieja norma castellana, y al oeste las modernas modalidades ultramarinas) y constantemente presionado por la norma estándar del idioma, el español de Canarias ha quedado en realidad convertido en habla central, con rasgos fónicos, gramaticales y léxicos menos acusados que los propios de las modalidades extremas, marginales o más marcadamente dialectales de la península (con sus laísmos, sus loísmos, su «vago silbar de las eses como la espuma sobre las olas», como dice Galdós, sus raras (en el contexto del mundo románico) sibilante interdental /z/ y velar tensa /x/, etc.) y América (con su voseo, su ye rehilada, sus vocales caedizas, su enorme cantidad de indigenismos, etc). Es una verdadera lástima que las autoridades culturales de las islas no se hayan percatado hasta ahora de la situación de privilegio que ocupa el habla canaria en el complejo dialectal hispánico. Esta ceguera ha impedido que se haya puesto manos a la obra para explotar este riquísimo filón idiomático, sobre todo en una época como la actual, en que parece que el estado español se ha sacudido de encima su secular modorra provinciana y se ha tomado por fin en serio la promoción y enseñanza de nuestras lengua, cultura y literatura hispanas por todo el mundo, con la creación del Instituto Cervantes. La Academia Canaria de la Lengua, creada hace unos seis años, tal vez podría contribuir a mejorar nuestras actualmente modestas expectativas idiomáticas».
Si el español es una de las lenguas más habladas y estudiadas del mundo; si tenemos la variedad que mejor se presta a la enseñanza del español; si la enseñanza del inglés ya es una importantísima fuente de ingresos para el Reino Unido, y la del portugués, para Portugal… ¿A qué estamos esperando en Canarias para convertir las islas en un verdadero polo de atracción para los numerosísimos estudiantes de español de todo el mundo? ¿Vamos a seguir dejando escapar oportunidades de desarrollo y malgastando nuestro potencial? ¿Vamos a permitir que Canarias tenga menos derechos, como dice la eurodiputada?
Por cierto, Canarias forma parte de la UE, pero no es parte de Europa.
ACTUALIZACIÓN: El Reglamento del Parlamento Europeo no contempla Canarias y otros territorios de los llamados ultraperiféricos como lugares donde cursar estudios de idiomas con derecho al reembolso de los gastos