La crítica siempre es bienvenida. Mejor si es constructiva, apoyada en argumentos, con voluntad de contrastar ideas, avanzar,… De la otra ya hay demasiada. No estoy seguro de que las opiniones sobre el independentismo que vierte el cantante canario Braulio en esta entrevista –ya algo antigua- vayan por esos derroteros. Les recomiendo que la vean entera aunque aquí les avanzo mi juicio sobre sus ideas: su criterio sobre el independentismo es severo, parcial, distorsionado, injusto,… tan anacrónico como la versión del independentismo que critica. No le culpo. Hay que reconocer que demasiadas veces el independentismo ha sido su principal enemigo, dando una imagen “freaky”, como el mismo Braulio indica y seguramente se queda corto. Encontrarán entre sus palabras todos los clichés que tradicionalmente se le han asignado a esta corriente política (africanismo, atraso, distorsión histórica, el miedo a Marruecos,…), aunque de los clichés ya sabemos que no va a salir nunca gran cosa. No hace mucho publicó Braulio un artículo a cuenta de la celebración de una manifestación independentista que fue un auténtico desbarre. El artículo, digo. Braulio es un hombre simpatizante de Coalición Canaria, moderado, ¿quizás hasta de derechas?,… y se declara abiertamente como nacionalista, lo cual le honra, puesto que no siempre es fácil esa actitud clara, aunque haya quien piense lo contrario. Por más que en Canarias gobierne el “nacionalismo” –nótense las comillas- hace casi veinte años, definirse claramente como nacionalista suele traer más inconvenientes que otra cosa. Siempre es mucho más fácil abrazar cualquiera de las ideologías políticamente correctas al uso, que para eso están. Sin embargo, sería, en mi opinión, muy saludable que más nacionalistas salieran del armario y se declararan públicamente como lo que son e íntimamente confiesan. Haberlos, haylos. Algunos de ellos –muchos, pocos, no sé,…- son también independentistas, además de honrados, gente preparada,… bien lejos del topicazo que Braulio les encasqueta. El que la gente se expresara con total naturalidad, dijera lo que piensa, aportara, criticara con mayor o menor acierto,… contribuiría enormemente a que nuestra sociedad madurara, asumiendo que también ese camino es posible. Necesario, diríamos algunos. Al fin, boutades aparte, hacer lo que hizo Braulio en la entrevista.