
Este artículo lo publica
Antonio Cerpa Santana es sociólogo y exsacerdote. Estudió en el Seminario Diocesano de Tafira y se licenció en Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Nacido en Telde, fue párroco de Temisas (Agüimes) donde desarrolló un programa de desarrollo comunitaria. En la actualidad y desde hace varias décadas reside en Madrid, desde donde mantiene un contacto permanente con Canarias a través de las redes sociales, contactos frecuentes con familiares y amigos y visitas regulares a Telde, su ciudad natal.
Personas a las que conozco bien están en esta movida desde que fueron muy jóvenes. Les importaba el mundo en que vivían y decidieron participar en él. Eso si, entonces, si calculaban mal y sus cosas no gustaban – las que hacían o las que decían – podían acabar molidos a palos, en la cárcel, desterrados, o vaya usted a saber.
No habían especiales casos de corrupción que denunciar. El Estado, desde sus entrañas, era corrupto por definición. Corrupto y cruel. Y no había tiempo para entretenerse en minucias. Inteligencia, idealismo, astucia y elevadas dosis de coraje eran condiciones imprescindibles para embarcarse en la aventura, intentar romper las cadenas y ganar la libertad.
Algunos – desgraciadamente los más – se fueron quedando en el camino. El cansancio, las comodidades de una burguesía estrenada casi de puntillas, o tal vez la falta de convicciones éticas o ideológicas profundas, acabaron convirtiéndoles en tristes juguetes rotos.
Pero otros – no pocos – continuaron con sus sueños y su rebeldía, y se vistieron con camisetas verdes, blancas, rojas y amarillas,… y ocuparon las calles, y empuñaron pancartas, y llenaron el aire de cólera, de eslóganes de indignación, de cantos de rabia y de sueños. Y se encadenaron con otros ciudadanos a las puertas de hogares desesperados,… y gritaron: ¡Stop a los desahucios! y a la corrupción y a la vergüenza.
Cuando al fin las mareas barran tanta porquería y el sol caliente a todos sin distinción, me encantaría descubrir que la historia les ha reservado un lugar importante en nuestra memoria colectiva.
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Antonio Cerpa Santana es sociólogo y exsacerdote. Estudió en el Seminario Diocesano de Tafira y se licenció en Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Nacido en Telde, fue párroco de Temisas (Agüimes) donde desarrolló un programa de desarrollo comunitaria. En la actualidad y desde hace varias décadas reside en Madrid, desde donde mantiene un contacto permanente con Canarias a través de las redes sociales, contactos frecuentes con familiares y amigos y visitas regulares a Telde, su ciudad natal.
Canarias está llena de luchadores, jóvenes y viejos, como los que describe Antonio Cerpa, natural de Gran Canaria. Nuestra intrahistoria los admira y desea proseguir su avance, y nuestra historia los reconoce. Las fuerzas pueden decaer, el espíritu siempre es rebelde. Ahul.