Todavía con el regusto dulce del Foro Bucio 2019, me gustaría centrarme en uno de los actos. Se trata del encuentro «Desafíos y oportunidades de las islas no capitalinas». Como participantes, Aceysele Chacón, artista del colectivo Guineo de la isla de Fuerteventura, Miguel Páez, trabajador público y emprendedor residente en La Graciosa, Cecilia Rodríguez, docente en Garafía (La Palma) y Guacimara Navarro, auxiliar de comedor y Diplomada en Logopedia que vive en Chipude (La Gomera). Excusamos la ausencia de El Hierro y Lanzarote. Si cuatro ponentes eran bastantes, ya seis hubiera sido demasiado. En cualquier caso muchas de las reivindicaciones de Fuerteventura, La Graciosa, La Gomera y La Palma en boca de las personas participantes, probablemente reflejen la misma realidad de Lanzarote y El Hierro.
Porque justamente lo que se evidenció en el espacio fue la semejanza entre las dificultades y las ventajas de vivir en islas no capitalinas en la Canarias del siglo XXI. Una de las cuestiones tiene que ver con lo reacios que son los profesionales, tanto sanitarios como educativos, en trasladarse a esas islas. Eso produce un desequilibrio importante con las dos islas centrales y dificulta la vida de estos canarios, en muchos aspectos en clara desventaja con tinerfeños y grancanarios. En relación a la educación, señalaron de manera unánime: «es esencial la figura de las escuelas unitarias». Ante la imposibilidad de contar con distintos niveles, en islas donde cada vez hay menos jóvenes, lo ideal son este tipo de escuelas que han demostrado su eficacia en distintos entornos.
Por otro lado, existe una clara falta de oferta en diversas cuestiones educativas. Por ejemplo, un pibe gomero de 13 años se tiene que ir de su pueblo y en muchas ocasiones de su isla para marcharse a Tenerife. En Fuerteventura, por su parte, no se pueden estudiar una serie de instrumentos musicales como el bajo. En cuanto a oferta cultural, se queja Aceysele Chacón de la sobredimensión del folclore, Guacimara Navarro cree que en La Gomera no todo tiene que ser orquestas y Miguel Páez considera que buena parte de la oferta cultural está destinada al turismo y no a la población local.
Si entramos en el terreno de la Administración, coinciden que la sede electrónica ha ayudado mucho, pero sigue habiendo desatención administrativa. De hecho muchos trámites no pueden hacerlos desde sus islas y se tienen que trasladar a las islas capitalinas. Los Cabildos Insulares son muy activos en acercar la administración a la gente, en el caso de La Graciosa el de Lanzarote y el Ayuntamiento de Teguise a quien pertenece.
Pero, a pesar de las penurias en distintos aspectos, valoran muy positivamente vivir en sus respectivas islas, lo que no cambian por nada. «Es un lujo vivir con las puertas abiertas y con las llaves del coche puestas», ejemplifica Cecilia Rodríguez. «En Fuerteventura tenemos un empacho de luz por todos lados y por eso adoro vivir en mi isla», reclama Aceysele Chacón. Un lujo que ya viene dado, vivir cómodas, con menos prisas, con menos estrés, más familiarmente, pero además quieren hacerlo con todos los derechos del resto de canarios, los que viven en Gran Canaria y Tenerife. Hablamos de 376.255 canarias y canarios que no merecen estar desatendidos. En el equilibrio nos va la vida y la cohesión del Archipiélago.