Por Agustín Bethencourt
Las palabras son el espíritu, la vida misma
Corría el año 2001. Acabábamos de terminar el programa cultural Calibania, que José Yeray Rodríguez y un servidor presentábamos en Onda Isleña. Sonó el teléfono y, aunque estábamos a punto de abandonar la emisora, lo cogí. Lo que oí al otro lado me hizo, primero sentarme, y luego acomodarme en la silla: aquello iba para …