Localismo / universalismo
Falsa contradicción que insiste en atribuir al primero de los términos toda suerte de atributos negativos. Así, el pensamiento o la creación localista padecería de estrechez de miras, reduccionismo, ombliguismo, mentalidad de campanario,… Por el contrario, el universalismo gozaría de toda clase de virtudes: amplitud de miras, riqueza, complejidad creativa, espíritu tolerante y hasta vanguardismo.
Aunque de mucho predicamento entre sectores neoprogres supercool y políticamente correctos, valga la redundancia, resulta difícil enmascarar el hecho de que esta interesada oposición busca arrinconar las particularidades y las diferencias –nacionales, por ejemplo- en beneficio del pensamiento de las culturas y nacionalidades “decentes”, comúnmente aceptadas.
Concluimos que toda creación es a la vez local y universal, pues se inserta en unas determinadas encrucijadas históricas y coordenadas geográficas del universo para tratar aspectos propios de una comunidad, tal vez compartidos con otras comunidades o el resto del género humano. Así sucede, por ejemplo, en el Ulises de Joyce pero también en la localísima y universalísima Nos dejaron el muerto, del canario Víctor Ramírez, por citar sólo un ejemplo.